Tener la mandíbula agrietada: esto sucede con relativa frecuencia. Los trastornos de la ATM, para la articulación temporomandibular, son de hecho frecuentes y sus causas suelen ser multifactoriales.
Mandíbula agrietada, cómo reconocerla
Qué es ?
La mandíbula está formada por dos huesos: la mandíbula en la parte superior y la mandíbula en la parte inferior. Este último está conectado en su parte superior (cóndilo) al hueso del cráneo (hueso temporal) gracias a la articulación temporomandibular (ATM). Esta articulación ubicada a cada lado de la cara, justo enfrente de la oreja, tiene un disco articular fibrocartilaginoso que evita la fricción entre la mandíbula y el hueso del cráneo durante los distintos movimientos de la mandíbula (tragar, masticar, hablar, bostezar). Cuando abres la boca, el cóndilo gira sobre sí mismo y avanza; el disco articular sigue el movimiento a medida que avanza. Alrededor de esta articulación, diferentes músculos permiten que la mandíbula se mueva en tres dimensiones: de adelante hacia atrás, de izquierda a derecha, de abajo hacia arriba.
El chasquido de la mandíbula corresponde a un ruido articular. Se debe al desplazamiento hacia adelante de este disco articular al abrir la boca, cuando la boca está cerrada, el disco ya no se interpone entre la mandíbula y el cráneo; Cuando abre la boca, el disco vuelve a su lugar, entre el cóndilo y el hueso del cráneo. El agrietamiento de la mandíbula corresponde precisamente al paso del cóndilo por debajo del disco articular.
Cómo reconocer una mandíbula agrietada
La mandíbula cruje, golpea o cruje cuando abre la boca. Puede ser sólo el sonido, pero también la sensación de que una parte de la mandíbula se "mueve". Por buena razón.
Este fenómeno puede ocurrir de forma aislada, sin ningún dolor o malestar, o con regularidad. También puede ir acompañada de otras manifestaciones: dolor articular en la parte anterior de la oreja, dificultad para abrir la mandíbula ampliamente, dolores de cabeza, diversas manifestaciones en el oído, etc.
Factores de riesgo
El estrés puede provocar, consciente o inconscientemente, una hipercontracción de los músculos de la mandíbula que ejerce mucha presión sobre la articulación y, por tanto, puede favorecer su agrietamiento.
Los trastornos de la articulación temporomandibular son más comunes en mujeres jóvenes, especialmente debido a la hiperlaxitud (ligamentos demasiado flojos).
Causas de una mandíbula agrietada
Bruxismo
El bruxismo, es decir, rechinar los dientes lateralmente (bruxismo excéntrico) o apretar los dientes (bruxismo centrado) puede provocar el agrietamiento de la mandíbula debido al uso excesivo de la articulación.
Una maloclusión dental
Los dientes que no encajan bien o los dientes ausentes impiden una correcta colocación entre la mandíbula superior e inferior y, por lo tanto, el funcionamiento óptimo de la articulación.
Un trauma
Los traumatismos o fracturas de la cara, especialmente en la mandíbula, pueden provocar daños en la articulación temporomandibular y provocar el agrietamiento de la mandíbula.
Una anomalía anatómica de la mandíbula.
La mandíbula puede estar colocada demasiado hacia atrás (retrognatia), demasiado hacia adelante (prognatia) o desviada hacia un lado (laterognatia).
Un trastorno postural
Algunos especialistas creen que los trastornos de la mandíbula se deben con frecuencia a un desequilibrio postural. La articulación clave, la mandíbula, como un péndulo, podría compensar una mala postura para asegurar la estabilidad de la cabeza.
Riesgo de agrietamiento de la mandíbula
Una mandíbula que se agrieta con regularidad puede progresar a trastornos de la ATM (articulación temporomandibular), también llamado síndrome algo-disfuncional del aparato manducador (SADAM) o síndrome de Costen. Ligado a una disfunción de la articulación entre el hueso temporal craneal y la mandíbula, el SADAM se manifiesta por un conjunto de síntomas: dolor articular al abrir y cerrar la boca, movilidad reducida de la boca, mandíbula, dolor de cabeza, agrietamiento o incluso bloqueo de la mandíbula. . Los problemas ORL se asocian frecuentemente: sensación de oídos tapados, acúfenos, sinusitis crónica, etc. El SADAM también puede tener repercusiones a distancia: dolor de espalda, dolor de cuello, dolor en caderas, rodillas, etc.
En última instancia, el riesgo es que la mandíbula se bloquee, impidiendo la alimentación.
Tratamiento y prevención de la fractura de la mandíbula.
Un chasquido aislado, indoloro y no perturbador de la articulación temporomandibular no requiere tratamiento.
Cuando los crujidos de la mandíbula son frecuentes, causan malestar o incluso discapacidad en el día a día, y se acompañan de otros trastornos como es el caso de SADAM, el manejo es necesario. Según los signos asociados y la gravedad del síndrome, el tratamiento puede basarse en:
- cuidado dental (prótesis o implantes en caso de que falte un diente, por ejemplo);
- tratamiento de ortodoncia en presencia de maloclusión o bruxismo (uso de una férula por la noche en particular);
- fisioterapia mandibular, para aprender a relajar los músculos de la mandíbula y la deglución;
- cirugía ortognática en caso de mala posición de la mandíbula;
- una corrección de la postura en caso de desequilibrio postural.
Las técnicas manuales como la osteopatía también pueden ayudar, mediante manipulaciones intra o extraorales, a eliminar determinados bloqueos, pero también a restablecer el buen equilibrio general del organismo.
Dado que el estrés es una causa común de fracturas en la mandíbula, es importante aprender a manejarlo mejor. Para ello se pueden utilizar diferentes técnicas: meditación de atención plena, sofrología, yoga, acupuntura, fitoterapia, terapias cognitivo-conductuales (TCC), etc.
La prevención se basa en el manejo del estrés, el cuidado dental regular.